
El 14 de noviembre se estrenó en los cines ucranianos otra película de terror que ya se estrena con envidiable regularidad — «Curse of the Sin Eater». Su trama se basa en un antiguo, extraño y repugnante ritual que se practicaba en el Reino Unido, pero sobre todo, dicen, en Gales. En la reseña que te ofrecemos a continuación, te contaremos qué terrible desgracia le ocurrió al héroe de esta película y lo aterradora que resulta en la pantalla de cine.
«La maldición del devorador de pecados» / Curse of the Sin Eater
Género terror, thriller
Director Justin Denton
Protagonistas Carter Schempp, Elizabeth Laidlaw, Marcelo, Augustus Wright, Shayna Schrute, Larry Yando, Marika Engelhardt, JZ Stevens, Ryan Oliver
Estreno cines
Año de emisión 2024
Página web IMDb
Rick Malone, un joven trabajador de la construcción, tiene dificultades para llegar a fin de mes, por lo que aprovecha con avidez cualquier oportunidad para ganar un dinero extra. Actualmente trabaja en un proyecto de construcción en la finca de un viejo rico, George Drayton. Un día, Rick tiene la suerte de encontrarse dentro del lujoso edificio, pero la mala suerte de no ser pillado in fraganti intentando robar 20 dólares para un autobús de vuelta a casa. Sin embargo, para sorpresa del ladrón, Drayton no sólo no le despide de su trabajo, sino que le hace una oferta estúpida pero tentadora.
La historia es que tras la muerte del anciano, que obviamente no está lejos, Rick se compromete a almorzar directamente de su cadáver, y a cambio recibirá todo el patrimonio del difunto — la hacienda, el dinero, los coches chulos del garaje, etc. Al principio, el desconcertado muchacho rechaza tan dudoso placer, pero su calamitosa situación económica le hace cambiar de opinión.
Quizá armarse de valor y comer del cuerpo de tu abuelo muerto para poder permitirse comer sushi hecho con bellezas desnudas no sea la peor idea del mundo. Sólo que el desdichado no sospechaba que estaba entrando en un verdadero trato fáustico, y la tarjeta negra ilimitada sería un débil consuelo frente a la pesadilla que le esperaba.«La Maldición del Devorador de Pecados» fue la ópera prima como director del especialista en efectos visuales Justin Dayton. Ha trabajado en muchas superproducciones de Hollywood, como, «Terminator: Salvation», «Twilights», «Battleship» o «47 Ronin», pero su experiencia como director se limita a un par de cortometrajes.
Los guionistas locales Adam Davies y Will Corona Pilgrim tampoco tiene precisamente experiencia: el primero ha trabajado exclusivamente en el formato del cortometraje, y el trabajo más notable del segundo es la exposición interactiva «Avengers S.T.A.T.I.O.N.» (2014), basada en la superproducción de «Marvel» del mismo nombre. La inexperiencia de los autores a la hora de trabajar en largometrajes se ve reforzada por el evidente bajo presupuesto, por lo que la narración se conforma con unas pocas localizaciones y limitadas ambiciones de asustar al espectador.La historia se basa en el antiguo ritual del llamado «comepecados», que se asocia sobre todo con el Reino Unido. En concreto, tenía lugar en Escocia, Irlanda, así como en Gales y los condados ingleses limítrofes. El término en sí parece tener su origen en la cultura galesa. La esencia de esta extraña costumbre consistía en que, antes del entierro, una persona debía comer alimentos rituales del pecho del difunto a cambio de una cantidad de dinero, con lo que se quitaba sus pecados.
El último caso documentado de los llamados comedores de pecados se encuentra en el artículo de 1911 de la «Encyclopædia Britannica». El ritual tuvo lugar en 1893 en la localidad inglesa de Market Drayton; ahora basta con fijarse en el nombre del viejo rico de la historia.
Si hablamos de los esfuerzos creativos de los autores de «La maldición del devorador de pecados», son, en general, bastante escasos. Se trata de otra historia anodina de la categoría «Veo gente muerta», sólo que el cine hace tiempo que digirió este tropo de género no demasiado inventivo e incluso consiguió olvidarse de él. M. Night Shyamalan allá por finales de los 90 sucedió a para llevar esa narrativa a un nivel fundamentalmente cualitativo, y hay un montón de historias de terror sobre los fantasmas desfigurados de los muertos. Y eso por no hablar del hecho de que los hermanos Wayans en su «Scary Movíe» ridiculizó esta técnica hace casi un cuarto de siglo.
Es decir, algo que hace tiempo que no sólo se ha convertido en un pesado cliché de género, sino que además ha sido reinterpretado de forma paródica y humorística, se toma aquí al pie de la letra, con ominosas cejas fruncidas. Sin embargo, con un material tan modesto, no se puede asustar a nadie en 2024. Más bien, se limitará a hacer perder una hora y media de tiempo al público.
Y es bastante difícil entrar en el horror, en el que lo más terrorífico es la escena del protagonista comiendo comida ritual. En su clímax, sólo deseas que un anciano sonriente salga de detrás de una esquina y entregue a la víctima un paquete de Mezym, gritando «¡oh, bien hecho!».
Una narrativa débil y aburrida, la falta de suspense y de momentos realmente aterradores, unas interpretaciones completamente carentes de inspiración por parte de actores locales poco conocidos — todo ello pone una gran cruz al hecho de que esta película sea un ejemplo de género de éxito. Más bien parece un intento banal de alimentar al público con una película completamente mortinata.
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