La psicóloga Julie Aitken Shermer, de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá), entrevistó y analizó las respuestas de más de 500 personas para investigar la relación entre los rasgos de personalidad «oscuros» y la afición a los coches ruidosos con silenciadores modificados.
«Como estas modificaciones del silenciador molestan a personas y animales, y son ilegales en algunas jurisdicciones… entender quién quiere que su coche suene más fuerte es una interesante cuestión de investigación,» escribió Shermer en Psychology Today.
La edad media de los encuestados era — 18 años, y el 52% eran hombres. Se preguntó a los encuestados sobre sus actitudes hacia los coches ruidosos y las modificaciones de los silenciadores, y además se les pidió que completaran la Tríada Oscura, una escala de 28 ítems que mide rasgos de personalidad de maquiavelismo, narcisismo, psicopatía y sadismo.
Shermer dijo que a menudo se encuentra con coches ruidosos cuando pasea a su perro, y sugirió que el deseo de modificar el silenciador para hacerlo más audible podría estar relacionado con el deseo de llamar la atención.
«Descubrimos que las tendencias sádicas y psicopáticas distinguen a los que quieren modificar sus silenciadores, que se sienten más conectados a su vehículo y que piensan que los coches ruidosos —son muy guays,— dice Shermer. «Probablemente les divierte ver cómo la gente se asusta».
Por último, las puntuaciones más altas en el deseo de un coche ruidoso mostraron una conexión con cada uno de los rasgos de la tríada oscura (aunque sólo ligeramente en el caso del maquiavelismo y el narcisismo, lo que no ocurre con el sadismo).
Aunque el estudio aporta algunas ideas, existen, por supuesto, advertencias. Los participantes en esta pequeña muestra eran relativamente jóvenes y todos estudiaban una carrera de empresariales en la misma universidad, por lo que las conclusiones de Shermer pueden no ser aplicables a la población en general. Además, el estudio sólo preguntaba a los encuestados si estaban dispuestos a tener coches ruidosos, pero en realidad no los tenían, y no se encuestaron otros vehículos ruidosos, como las motocicletas.
El estudio se publicó en Current Issues in Personality Psychology (vía Science Alert).