
Los astrofísicos han descubierto una gran radiación de un agujero negro supermasivo en la lejana galaxia espiral 2MASX y ahora se preguntan si podría ocurrir lo mismo en la Vía Láctea.
Agujero negro supermasivo en la galaxia 2MASX, J2345-0449 muestra una de las emisiones más potentes jamás registradas. Esta galaxia contiene mucha más materia oscura que la Vía Láctea y tiene tres veces el tamaño de nuestra galaxia.
2MASX J2345-0449 se encuentra a 947 millones de años luz de la Tierra. La longitud de los chorros emitidos por el agujero negro supermasivo de esta galaxia es de 6 millones de años luz. Según los científicos, su masa es de 1.400 millones de masas solares.
Los científicos se preguntan si este un agujero negro puede irradiar tan masivamente, si podría ocurrir algo similar con el agujero negro supermasivo Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea, y si amenazaría la vida en la Tierra.
«Este descubrimiento es algo más que una curiosidad — nos obliga a replantearnos cómo evolucionan las galaxias y cómo crecen en ellas los agujeros negros supermasivos y modelan su entorno. Si una galaxia espiral no sólo puede sobrevivir sino prosperar en condiciones tan extremas, ¿qué significa esto para el futuro de galaxias como nuestra Vía Láctea? ¿Podría nuestra galaxia experimentar algún día fenómenos de alta energía similares que tendrían graves implicaciones para la supervivencia de la preciosa vida que alberga?», — explica el jefe del equipo, Joydeep Bagchi, de la Universidad CHRIST de Bangalore (India).
Los astrofísicos han detectado la señal de radio del chorro utilizando el telescopio «Hubble», el Radiotelescopio Gigante de Ondas Milimétricas y el Gran Conjunto Milimétrico ALMA en el desierto de Atacama. Anteriormente, los científicos creían que una radiación tan violenta y potente emanada del agujero negro de la galaxia 2MASX J2345-0449 debería destruir la propia estructura galáctica, incluidos los brazos espirales.

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Sin embargo, la galaxia 2MASX J2345-0449 no muestra ningún cambio y conserva íntegramente su propia estructura, incluidos los brazos espirales, un brillante cúmulo de estrellas y un anillo estelar, a pesar de albergar uno de los agujeros negros más masivos jamás descubiertos. Esta galaxia lejana está rodeada de nubes de gas, que en la mayoría de las galaxias se enfriarían y condensarían, facilitando el proceso de formación estelar. Sin embargo, el agujero negro supermasivo, que actúa como un horno gigante, calienta las nubes de gas con rayos X e impide la formación de nuevas estrellas.
Potente radiación de agujero negro incluye rayos gamma cósmicos y radiactivos, así como rayos X, que suponen una amenaza para cualquier vida que pudiera haber surgido en la galaxia 2MASX J2345-0449.
Los científicos subrayan que existen diferencias significativas entre la galaxia 2MASX J2345-0449 y nuestra propia Vía Láctea. La Vía Láctea es tres veces más pequeña que la lejana 2MASX J2345-0449. Los agujeros negros en los centros de ambas galaxias también son significativamente diferentes. Se calcula que el agujero negro supermasivo de J2345-0449 tiene entre 250 millones y 1.400 millones de masas solares, mientras que Sagitario A* tiene una masa de unos 4,3 millones de soles.
El agujero negro situado en el centro de 2MASX J2345-0449 es muy activo, ya que absorbe grandes cantidades de gas y polvo que orbitan a su alrededor, creando un disco de acreción. El resto del material no absorbido por el agujero negro se precipita hacia los polos y, a una velocidad cercana a la de la luz, vuela hacia el espacio en forma de radiación.
Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea, no tiene cerca ninguna fuente de energía de este tipo. Si lo comparásemos con un ser humano, sería como comer un grano de arroz cada millón de años.
Sin embargo, la situación puede cambiar muy rápidamente si esta un agujero negro podrá capturar y retener gravitatoriamente una gran nube de gas o una estrella, que comenzará a absorber. Y aunque los astrofísicos han observado muchos sucesos de este tipo en otras galaxias, nunca han visto nada parecido en Sagitario A*.
Durante el estudio de J2345-0449, el equipo también descubrió que esta galaxia, que tiene tres veces el tamaño de la Vía Láctea, contiene diez veces más materia oscura que nuestra propia galaxia. A diferencia de la materia bariónica ordinaria, que constituye las estrellas, los planetas y otros objetos cósmicos, la materia oscura no interactúa con la luz.
Sin embargo, la materia oscura sí interactúa con la gravedad, y esto es importante para J2345-0449. Esta galaxia lejana y masiva gira tan rápido que necesita una enorme cantidad de materia oscura para mantener unida su estructura. Es la primera vez que los astrónomos establecen una relación entre el contenido de materia oscura de una galaxia, su estructura y la actividad de su agujero negro supermasivo central. El equipo cree que el establecimiento de este vínculo podría abrir una nueva frontera en la investigación científica.
El estudio se publicó en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Fuente: Space.com
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