Fisker, start-up especializada en el desarrollo de vehículos eléctricos y fundada por el famoso diseñador Henrik Fisker, se ha declarado en quiebra bajo el Capítulo 11. Esto ha ocurrido menos de un año después de que anuncio de tres nuevos modelos el pasado verano.
Fisker publicitó activamente su SUV eléctrico Ocean. Sin embargo, su lanzamiento estuvo acompañado de retiradas del mercado y demandas judiciales. La empresa intentó llegar a un acuerdo con otro fabricante de automóviles en un último intento por salvar la empresa. Los activos de la empresa se estiman en hasta 1.000 millones de dólares, y su pasivo oscila entre 100 y 500 millones. Al mismo tiempo, tiene más de 200 acreedores, entre ellos SAP, Adobe, Salesforce y Ansys.
El coche eléctrico Ocean, que entró en el mercado el año pasado (las ventas empezaron el 23 de junio de 2023), ha suscitado muchas críticas entre sus propietarios. Los usuarios denunciaron una serie de problemas mecánicos y de software. La propia empresa tuvo problemas con el servicio de atención al cliente e incluso con el seguimiento del dinero. Al final, Fisker sólo pudo vender unos pocos miles de coches. Los ensambló el fabricante por contrato Magna.
Fisker intentó mantenerse a flote con varias rondas de despidos y otras medidas de reducción de costes. La empresa también ha cambiado su modelo de negocio. A principios de este año, Fisker abandonó la venta directa al cliente — un sistema popularizado por Tesla — y en su lugar intentó trabajar con concesionarios establecidos. Al final, el esfuerzo no bastó para salvar la empresa.
Fuente: techcrunch
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