La idea es utilizar las zonas naturalmente frías de la Luna para preservar el material genético de especies amenazadas.
Mary Hagedorn, autora principal del estudio del Zoológico Nacional Smithsonian y del Instituto de Biología de la Conservación, explicó que la idea surgió del deseo de proteger especies necesitadas de crioconservación en un biorrepositorio pasivo similar a la Bóveda Mundial de Semillas de Svalbard.
Los investigadores proponen utilizar las regiones de sombra permanente (PSR) de la Luna para crear un biorrepositorio. Estas zonas, protegidas de la luz solar por cráteres profundos, se encuentran entre los lugares más fríos del sistema solar, con temperaturas de hasta -196°C.
El proceso implica el almacenamiento criogénico de las muestras en la Tierra, su colocación en contenedores protegidos contra la radiación y su transporte a la Luna. Una vez allí, los contenedores se colocarán en PSR y se enterrarán bajo dos metros de suelo lunar.
El proyecto se enfrenta a numerosos retos, entre ellos la dificultad de las operaciones humanas y robóticas a temperaturas extremadamente bajas. Una solución alternativa podría ser utilizar futuras tecnologías de cemento lunar para proteger los contenedores.
Los científicos están empezando a pequeña escala, centrándose en preservar muestras de piel con fibroblastos del pez Gobio estrellado. Se utilizarán más de 100 individuos de esta especie para desarrollar protocolos de crioconservación para el biorrepositorio lunar.
En el futuro, las células conservadas podrían utilizarse para clonar nuevos organismos en caso de extinción de especies en la Tierra. Hagedorn subraya que se trata de uno de los pocos proyectos que utilizan el espacio para proteger y biosegurar los ecosistemas de la Tierra.
Este concepto se describe en detalle descrito en la revista BioScience.
Fuente: Interestingengineering
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