La nave, denominada Interceptor, se lanzará, de forma similar a los sistemas de Virgin Galactic, mediante un cohete desde un avión especialmente equipado.
Cuando la aeronave alcance la baja atmósfera, el cohete encenderá su motor y se desacoplará de la aeronave en órbita. La nave utilizará sus sensores de a bordo y su motor para acercarse al objeto objetivo — y luego «suavemente» empujará los escombros fuera de órbita utilizando un guante de boxeo gigante.
«Todo el sector espacial está organizado para misiones largas y planificadas… pero el despeje orbital consiste en misiones cortas y no planificadas,» afirma Clyde Lahain, CEO de Dark, la startup con sede en París que desarrolla el sistema Interceptor.
En este sentido, el Interceptor «se parece más a un misil de defensa aérea», que debe estar constantemente alerta, añade Lahain. Al mismo tiempo, un impacto directo del vehículo no creará escombros adicionales.
En 2021, Dark completó una ronda de financiación de 5 millones de dólares y recientemente ha cerrado otra de 6 millones — con la participación del inversor estadounidense Long Journey Ventures (este fondo está gestionado por Ariel Zuckerberg, la hermana pequeña del fundador de Meta).
De hecho, a la empresa aún le queda mucho trabajo por hacer para poder desorbitar con seguridad, algo parecido a la segunda etapa de un cohete. Antes, la startup se centraba en desarrollar sistemas críticos como el motor criogénico y el software — y ahora ha empezado a desarrollar las tecnologías necesarias para las misiones rápidas no planificadas del Interceptor, como la detección y seguimiento de objetos a larga distancia, algoritmos de vuelo autónomo y un sistema para la reentrada controlada segura.
El equipo también tendrá que mejorar la aeronave, lo que costará al menos 50 millones de dólares (o aproximadamente el mismo precio que construir una plataforma de lanzamiento), y se está preparando para llevar a cabo una misión de demostración en 2026.
Fuente: TechCrunch