La UE prepara nuevos requisitos para que los fabricantes de automóviles chinos puedan optar a subvenciones locales, entre ellos: — presencia de instalaciones de producción en Europa y «transferencia de propiedad intelectual».
Dos altos funcionarios de la UE con los que hablé Financial Times los nuevos requisitos se presentarán por primera vez en diciembre, junto con una convocatoria de subvenciones de hasta mil millones de euros para el desarrollo de nuevas baterías (aunque más adelante podrían ampliarse a otros regímenes de ayudas).
De hecho, los nuevos criterios duplican en la práctica la decisión de Pekín de exigir a las empresas extranjeras que compartan la propiedad intelectual a cambio de acceder al mercado chino.
Como recordatorio, en octubre la Comisión Europea aprobó un arancel del 35 % sobre los vehículos eléctricos chinos importados — además del impuesto del 10 % ya vigente. Del mismo modo, se introdujeron requisitos más estrictos para las subvenciones al hidrógeno, estipulando que solo el 25 % de las piezas de los electrolizadores podían proceder de China.
El Financial Times señala que el reelegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «presionará a la UE para que siga el ejemplo de Estados Unidos y erija más barreras a los productos y la inversión chinos». Supuestamente, si sigue amenazando con imponer un arancel del 60 % a las exportaciones chinas, Pekín intentará redirigir las mercancías a otras regiones, incluida Europa.
Los controles más estrictos de las importaciones de tecnología china a la UE ya han animado a empresas como la china CATL a instalar giga fábricas en Europa, con miles de millones de euros ya invertidos en plantas de Hungría y Alemania. Envision Energy, con sede en Shanghái, también está invirtiendo cientos de millones de euros en instalaciones en España y Francia. Por su parte, la empresa sueca Northvolt, campeona de la UE en baterías, está al borde de la quiebra por no poder cumplir sus objetivos de producción.
Las baterías representan más de un tercio del coste de los vehículos eléctricos, por lo que estas cadenas de suministro son fundamentales para la industria automovilística europea en su intento de cambiar a modelos menos contaminantes. Al mismo tiempo, Elizabeth Cornago, investigadora principal del Centro para la Reforma Europea, afirmó que una postura más dura con los componentes chinos podría tener consecuencias negativas para los esfuerzos de descarbonización de la UE.
«Se establece temporalmente una protección comercial en forma de apoyo a la innovación… para apoyar a la industria, pero no se reducen los precios para los consumidores», afirma Cornago, quien añade que las últimas demandas podrían «aumentar la confusión sobre lo que el sector automovilístico de la UE debe hacer para crecer y competir con China».