
Investigadores del Trinity College de Dublín (Irlanda) desarrollado un método para convertir la arena marciana y lunar en ladrillos duraderos para futuros asentamientos espaciales.
Los científicos han creado una tecnología para aglutinar regolito — rocas sueltas, arena y polvo de la superficie de Marte y la Luna — utilizando nanotubos de carbono. Este proceso requiere bajas temperaturas y un consumo energético mínimo, lo que lo hace eficaz para aplicaciones espaciales.
A pesar de su densidad relativamente baja, estos bloques presentan una resistencia similar a la del granito. Los ladrillos más resistentes fabricados con este método tienen una resistencia a la compresiónLa resistencia a la compresión es la capacidad de un material o estructura para soportar una carga de compresión sin romperse ni deformarse significativamente. 100 MPa, superior a la de algunos de los mejores hormigones de tierra.
La principal ventaja de estos ladrillos de regolito es su conductividad eléctrica. Esto permite utilizarlos como sensores internos para controlar la integridad estructural de los edificios extraterrestres. Pueden detectar signos tempranos de destrucción de estructuras espaciales selladas.
Los resultados de este estudio son importantes no sólo para la industria espacial. Los científicos creen que sus descubrimientos pueden encontrar una aplicación práctica en la industria de la construcción en la Tierra. Añadiendo un nanomaterial similar — grafeno — al hormigón se puede aumentar su resistencia en un 40%. Esto reduciría potencialmente la cantidad de hormigón necesaria y la contaminación de la industria del hormigón, responsable actualmente de casi el 8% de las emisiones mundiales de CO2.
Anteriormente, investigadores de la Universidad de Florida Central también estudió la posibilidad de utilizar el regolito lunar para crear ladrillos destinados a proyectos de construcción espacial. Han desarrollado ladrillos de regolito lunar impresos en 3D que pueden soportar las condiciones extremas del espacio.
«Construir una base semipermanente en la Luna o Marte requerirá maximizar el uso de materiales encontrados localmente y minimizar los materiales y equipos transportados desde la Tierra, — afirma Jonathan Coleman, director del proyecto en el Trinity College. — Esto significará una fuerte dependencia del regolito y el agua con pequeñas cantidades de aditivos fabricados en la Tierra».
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