
Las partículas microscópicas producidas por el desgaste de las pastillas de freno pueden ser más tóxicas que las que se encuentran en los gases de escape de los motores diésel. Así lo demuestran resultados de la investigación Dr. James Parkin, de la Universidad de Southampton. El estudio también demuestra que ni siquiera el cambio total a los vehículos eléctricos eliminará por completo la contaminación del transporte.
Efectos sobre la salud de las partículas de polvo de frenos
Los investigadores han descubierto que el aumento de las concentraciones de cobre en algunos tipos comunes de pastillas de freno se asocia con mayores efectos nocivos en las células pulmonares humanas sensibles. Esto se debe a la inhalación de partículas finas liberadas durante el frenado.
Anteriormente, la exposición al aire contaminado provocada por las emisiones de coches, furgonetas y camiones se asociaba a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y pulmonares. Hasta la fecha, los investigadores se han centrado principalmente en los gases de escape, pero también se liberan partículas contaminantes al aire como consecuencia del desgaste de los neumáticos, el firme de las carreteras y las pastillas de freno.
Estas emisiones prácticamente no están reguladas por la legislación actual, pero el estudio demuestra que las fuentes «no de escape» son actualmente las principales fuentes de emisión de partículas procedentes del transporte en el Reino Unido y algunas partes de Europa. El principal contaminante entre ellas es el polvo de los frenos.
«La mayoría de la gente cree que la principal contaminación de los coches procede de los gases de escape, y por eso los vehículos eléctricos se perciben como vehículos de emisiones cero. Sin embargo, los vehículos eléctricos también producen partículas finas debido a la fricción y el desgaste de la superficie de la carretera, los neumáticos y los frenos»», afirma el Dr. James Parkin, autor principal del estudio.
Los científicos querían entender cómo afectan las distintas composiciones químicas de las pastillas de freno a la toxicidad de las partículas liberadas y qué consecuencias podría tener esto para la salud humana.
Para el estudio se seleccionaron cuatro tipos de pastillas de freno con diferentes composiciones:
- bajo metálico,
- semimetálico,
- orgánico sin amianto (NAO),
- cerámica híbrida.
Los resultados mostraron que las pastillas sin amianto orgánico (NAO) eran las más tóxicas: provocaban la inflamación más grave de las células pulmonares y mostraban una toxicidad superior a la de las partículas de escape diésel. Las pastillas de freno cerámicas ocuparon el segundo lugar en cuanto a toxicidad.
Debate y posibles implicaciones para la política medioambiental
El Dr. Ian Mudway, profesor titular de la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres, afirmó que, aunque el estudio es creíble, es demasiado pronto para concluir que el polvo de los frenos es peor que las emisiones diésel:
«Quedan demasiadas variables sin tener en cuenta: tipos de discos de freno (que es una categoría muy heterogénea), composición de las partículas de los gases de escape diésel, parámetros de medición seleccionados, etc. Además, no sólo hay que tener en cuenta el polvo de los frenos, sino también la contaminación provocada por el desgaste de los neumáticos y la reaparición del polvo de la carretera. Esto tiene importantes implicaciones políticas, ya que demuestra que las políticas que se centran únicamente en las emisiones de escape no podrán abordar plenamente los riesgos de contaminación derivados del transporte.»
El director del proyecto, el profesor Matthew Locksam, se mostró de acuerdo en que estas preocupaciones eran válidas, pero explicó que las partículas de polvo de los frenos se probaron en un banco de pruebas especial de acuerdo con un ciclo de frenado estándar. Señaló que, dado que esta metodología se utiliza para las pruebas de frenado, cabe esperar que las partículas producidas sean bastante parecidas a las que se producen en el uso real de los vehículos.
En su opinión, aunque algunas diferencias en la composición de las partículas pueden deberse a distintos modos de frenado o parámetros del motor, las diferencias globales entre las propias fuentes de contaminación son mucho mayores.
Este estudio demuestra que, aunque los coches sean totalmente eléctricos, seguirán emitiendo contaminación atmosférica debido al desgaste de los neumáticos, el firme y las pastillas de freno.
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