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La vigilancia constante en el mundo moderno cambia nuestra forma de pensar — la sensación de ser vigilado provoca trastornos mentales

Publicado por Oleksandr Fedotkin

Neurocientíficos australianos de la Universidad Tecnológica de Sídney han descubierto que la videovigilancia ubicua afecta no sólo al comportamiento humano, sino también al de las personas sobre la función cerebral a nivel subconsciente.

En el mundo actual, las cámaras de videovigilancia están instaladas prácticamente en todas partes, desde supermercados hasta calles, espacios públicos y estadios. Además, las nuevas tecnologías de IA nos permiten localizar rápidamente a un sujeto a partir de una foto y determinar su identidad. Por un lado, esto proporciona mejores mecanismos de vigilancia de la seguridad, pero también afecta a la función cerebral provocando cambios que las personas no pueden controlar.

Un nuevo estudio demuestra que ser consciente de ser observado aumenta inconscientemente la atención a cómo nos miran los demás. Los seres humanos tenemos una capacidad muy desarrollada para detectar rápidamente la dirección y la naturaleza de la mirada de otra persona, lo que nos ayuda a orientarnos en nuestra posición social. Así distinguimos a los amigos de los enemigos, reconocemos distintas emociones y anticipamos las intenciones de los demás.

Es probable que la sensación de vigilancia constante potencie imperceptiblemente esta capacidad, obligando al cerebro a estar constantemente en alerta máxima ante las señales sociales. En el estudio realizado por neurocientíficos australianos participaron 54 personas. Todos ellos eran estudiantes universitarios. Se les pidió que realizaran una tarea visual mientras las cámaras les observaban. Otro grupo de participantes tuvo que realizar la misma tarea sin ser vigilados.

A los participantes de ambos grupos se les mostraron imágenes de caras que les miraban directamente o de reojo. Los investigadores utilizaron un método denominado supresión de destellos, en la que los participantes miraban una imagen facial con un solo ojo mientras el otro veía rápidamente una imagen parpadeante. El tiempo que tardaron los participantes en darse cuenta de la imagen con la cara permitió a los científicos comprender cómo procesa el cerebro la información antes de que llegue a la conciencia humana.

Neurociencia de la conciencia

Resultó que los participantes que sabían que estaban siendo vigilados reconocían las caras un segundo más rápido que el grupo que no estaba bajo vigilancia. Esta aceleración de la conciencia era imperceptible para los propios participantes. En este caso La aceleración de la reacción a los estímulos visuales no se observó cuando los participantes vieron imágenes neutras, como configuraciones geométricas.

Los investigadores señalan que esto indica el impacto de la observación constante de personas en la red neuronal encargada de procesar la información social en el cerebro. La hipersensibilidad a la mirada es una característica de varias enfermedades mentales, entre ellas el trastorno de ansiedad social y la psicosis. Los investigadores advierten de que la videovigilancia constante puede exacerbar estos y otros trastornos mentales.

La sensación de estar bajo vigilancia constante también puede provocar estrés adicional y contribuir a graves problemas de salud mental. Los resultados del estudio revelaron una discrepancia entre la percepción experiencias y respuesta cerebral en ellos. La mayoría de los participantes dijeron que no sentían ansiedad por ser observados, pero que sus cerebros estaban constantemente centrados en ello. Esta discrepancia pone de relieve la facilidad con la que normalizamos la vigilancia constante, aceptándola como una característica de la vida moderna. Rara vez nos damos cuenta de la presencia de cámaras. Sin embargo, nuestro cerebro se adapta constantemente a su presencia y modifica sutilmente nuestra percepción.

Los resultados del estudio se publicaron en la revista Neuroscience of Consciousness

Fuente: Scientific American; LiveScience