Los científicos han descubierto que las potentes emisiones de partículas solares pueden causar graves daños a la capa de ozono de la Tierra. Esto podría provocar en pocos años un aumento del nivel de radiación ultravioleta en la superficie del planeta.
Los recientes investigación ha demostrado que una potente emisión de partículas solares puede agotar la capa de ozono y aumentar el nivel de radiación ultravioleta en la superficie e incrementar los daños en el ADN. Sin embargo, la situación se vuelve crítica cuando dicha emisión coincide con un periodo de debilidad del campo magnético terrestre En este caso, el daño al ozono durará seis años y los niveles de UV aumentarán un 25%. Esto provocará un aumento del 50% de los daños en el ADN provocados por la radiación solar.
El campo magnético de la Tierra proporciona una protección fundamental contra la radiación solar. Actúa como un imán gigante, desviando las partículas cargadas. Sin embargo, la intensidad del campo cambia con el tiempo. En el último siglo, el polo norte magnético se ha desplazado 40 kilómetros al año, y la intensidad total del campo disminuyó un 6%.
El registro geológico muestra periodos en los que el campo magnético de la Tierra era muy débil o inexistente. Las consecuencias de esto pueden verse en el ejemplo de Marte, que perdido su campo magnético global en un pasado lejano, y con él la mayor parte de la atmósfera.
Los científicos han descubierto rastros de fenómenos solares extremadamente potentes
Los investigadores sugieren que la combinación de un campo magnético débil y fenómenos solares extremos podría haber influido en la evolución de la vida en la Tierra. Por ejemplo, el último periodo de campo magnético débil, que comenzó hace 42.000 años y duró aproximadamente 1.000 años, coincidió con la desaparición de los neandertales en Europa y la extinción de la megafauna marsupial en Australia.
Los científicos también vinculan el origen de los animales pluricelulares al final del periodo Ediacaran