
Max Koch, investigador de la Universidad de Gotinga (Alemania) y gran conocedor de la cerveza casera, ha trabajado experimentalmente en un problema científico que interesa a la humanidad desde hace mucho tiempo.
El científico utilizó una cámara de alta velocidad para grabar lo que ocurre al abrir una botella de cerveza casera con tapón roscado. Después, él y sus colegas decidieron ampliar el experimento casero e investigar los aspectos acústicos y físicos del fenómeno. El estudio se publicó en Physics of Fluids.
El equipo descubrió que el sonido de la apertura de una botella presurizada — no es una única onda de choque, sino un sonido muy rápido de tipo «ah». Grabaciones de vídeo de alta velocidad captaron la condensación dentro de la boca de la botella en un líquido que vibraba arriba y abajo en una onda estacionaria. Estas grabaciones, junto con grabaciones de audio de alta fidelidad y simulaciones de dinámica de fluidos, confirmaron que esta onda era la fuente del sonido «ah».
«La frecuencia del sonido es mucho más baja que la resonancia al soplar en una botella llena como un silbato. Esto se debe a la súbita expansión de la mezcla de dióxido de carbono y aire en la botella, así como al fuerte efecto de enfriamiento hasta unos -50 °C, que reduce la velocidad del sonido. Los decibelios emitidos son altos — en la garganta de la botella, el sonido es tan fuerte o más que la turbina de un avión en un radio de 1 metro, pero no dura mucho,» explica Koch.
Cuando se abre la botella, se libera dióxido de carbono disuelto en su interior, lo que hace que suba el nivel del líquido. El movimiento de la botella también hace que el líquido salpique. Además, la transferencia de impulso del tapón, que golpea el vaso con su borde tras rebotar, también puede desencadenar el chorro debido a la mayor formación de burbujas.

«Fue un reto explicar la baja frecuencia del sonido «ah» durante el descubrimiento, y encontrar un modelo sencillo para explicar los valores. Una cosa que no pudimos resolver fue que nuestras simulaciones numéricas mostraban un fuerte pico inicial en la emisión acústica antes de la resonancia corta de «ah», pero este pico estaba ausente en el experimento», dice Koch.
El investigador bromea diciendo que otro gran reto era mantener la precisión del experimento mientras se consumía la bebida casera. El autor de la noticia opina que, un viernes por la noche, el experimento debe probarse de inmediato.
Fuente: SciTechDaily
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