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Un estudiante de secundaria descubre por accidente los restos del mayor agujero negro — dos veces más ancho que la Vía Láctea

Publicado por Oleksandr Fedotkin

Julian Shapiro, un estudiante de 17 años del instituto Dalton de Nueva York, descubrió accidentalmente restos de agujeros negros, la estrella explotada es dos veces más ancha que la Vía Láctea.

Mucho después de la un agujero negro explota, aún pueden verse rastros de ella en las nubes de gas que la rodean, brillando con radiación residual, similar al humo de una llama apagada. Los astrónomos llaman a estos rastros «ecos de luz». Shapiro descubrió los restos del agujero negro buscando en el cosmos rastros de supernovas.

«Existen estas regiones exteriores de gas que son ionizadas por el agujero negro supermasivo, lo que da lugar a este eco», — explica Shapiro.

Todo empezó cuando observaba el sondeo DECaPS2 — un sondeo del plano sur de la Vía Láctea realizado con la Cámara de Energía Oscura montada en el Telescopio Víctor Blanco de 4 metros del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo, en Chile. Shapiro buscaba restos de estrellas en explosión en los remanentes de supernovas y nebulosas planetarias.

Tras examinar uno de estos objetos, el joven astrónomo observó que su estructura no contenía finas filamentos típicos de los restos de supernova. Además, no había indicios de supernova en el centro del objeto. En vista de ello, Shapiro llegó a la conclusión de que había tropezado con restos de agujeros negros, que una vez explotaron y dejaron tras de sí nubes de gas ionizado.

El objeto, que Shapiro cree que son los restos de un agujero negro, se encuentra en un campo de posibles agujeros negros supermasivos. El estudiante utilizó mediciones del Gran Telescopio Sudafricano para descubrir la presencia de oxígeno y azufre ionizado dispersos por la zona, lo que indica una explosión a gran escala. Esto demuestra que el objeto descubierto por el estudiante de secundaria son los restos de un agujero negro que en su día emitió radiación e ionizó las nubes de gas cercanas, las cuales siguen enviando radiación radiactiva al espacio tras la explosión del propio agujero negro.

Shapiro cree que el diámetro del eco de un agujero negro tiene unos 150-250 mil años-luz de diámetro, lo que equivale a entre 1,5 y 2 veces la anchura de la Vía Láctea. A medida que el estudiante de secundaria siga estudiando el eco de luz, espera conocer mejor su composición midiendo sus distintas regiones.

«Mi implicación en esta área de investigación me pilló un poco por sorpresa. Pero espero que este objeto, en particular, ayude a ampliar nuestros conocimientos sobre la actividad galáctica, de la que no tenemos una comprensión muy profunda», — dijo Shapiro.

Fuente: LiveScience