El 16 de mayo se estrenará por fin en los cines el drama de Valentyn Vasyanovych «Reflection», que se convirtió en la primera película ucraniana de las últimas tres décadas en competir por el premio principal del Festival de Venecia. En la crítica que presentamos a continuación, analizaremos las similitudes y diferencias entre «Reflection» y la anterior obra del director «Atlantis», y por qué esta película no entra dentro del marco estándar de recomendación de cualquier crítica.
Género drama
Director Valentyn Vasianovych
Protagonistas Roman Lutskyi, Nika Myslytska, Nadiia Levchenko, Andrii Rymaruk, Ihor Shulha, Oleksandr Danyliuk
Estreno cines
Año de emisión 2021
Página web IMDb
2014. Inicio de la agresión armada rusa contra Ucrania. El cirujano Serhiy asiste a la fiesta de cumpleaños de su hija Polina, donde conoce a su exmujer Olga y al actual marido de esta, Andriy. Este último acaba de regresar de la zona ATO, pero no piensa disfrutar de una vida tranquila y pacífica y anuncia que pronto volverá al frente. Según él, Serhiy comprende que la situación allí es extremadamente difícil.
Más tarde, también se unió a las Fuerzas Armadas de Ucrania como médico militar en Donbás, pero mientras transportaba a un herido, se encontró con un puesto de control enemigo y se convirtió en prisionero del ejército ruso. Allí, Serhiy tiene que enfrentarse al horror de la tortura de los soldados ucranianos y averiguar durante los interrogatorios si siguen vivos. Cuando el destino le da la oportunidad de volver a su antigua vida, se da cuenta de que a priori es imposible.
Así, las dos películas se hacen eco mutuamente y forman una especie de dilogía sobre el tema de la guerra ruso-ucraniana, en la que una narra el inicio de este conflicto y la otra nos lleva a 2025, cuando los combates ya han terminado. Sin embargo, como el propio Vasyanovych admitió, hay mucho más espacio para la esperanza en «Atlantis».
Si te interesa la historia del proyecto, las reflexiones del director sobre el cine de propaganda como tal y el estado del cine ucraniano durante la guerra, te sugiero que veas su entrevista con «Suspilne Novyny» en otoño de 2022, cuando la película se presentó en la «Semana de la Crítica de Kiev»:
Ver «Reflection» — no sólo es una experiencia dolorosa, sino también sobrecogedora. Es difícil ver una película no sólo por lo que muestra, sino también por la forma en que está hecha. La película sigue el lenguaje cinematográfico de «Atlantis»: también en este caso, Vasyanovych hace gala de un desapego casi total, pero, paradójicamente, no es sino por ese desapego por lo que el protagonista merece la respuesta del público. Roman Lutsky, al que quizá hayan visto en «La fortaleza», también merece mucho crédito por ello.
En la monotonía de los largos planos estáticos, con un pronunciado centrado compositivo en el encuadre, siempre está ocurriendo algo. En esta estática continua, hay una dinámica constante.
Se consigue principalmente a través de una profunda puesta en escena. En la primera escena, los personajes dialogan en primer plano, mientras que en el fondo, la niña Polina se divierte en una simbólica pista de paintball. Así, casi todas las escenas son minicuentos, con su propio drama y clímax. Y un número significativo de ellas riman en cierto modo. Esto es lo que hace que te quedes pegado a la pantalla, incluso en esos momentos en los que mirar se vuelve muy incómodo.
Formalmente, la película puede dividirse en dos segmentos: el cautiverio y la posterior adaptación del héroe a la vida normal mientras intenta ser padre de su hijo.
En el primer caso, el espectador tendrá que presenciar una escena indescriptiblemente dolorosa que puede interpretarse de diferentes maneras (como subrayó Vasyanovych en la entrevista mencionada). En el segundo —, sale a relucir el tema de la experiencia de estar en el infierno del cautiverio ruso, cuando una persona que ha estado en el infierno del cautiverio ruso no puede compartir las cosas más íntimas ni siquiera con sus más allegados, por miedo a ser juzgado y a no ser comprendido. Reflexiones como «¿hay vida después de la muerte?», que, por supuesto, se relaciona con el factor TEPT y es hoy más relevante que nunca.
La narrativa pesimista y viscosa de «Reflection» se apoya en paisajes y localizaciones descoloridos, grises y tristes, casi apocalípticos.
Por ejemplo, un garaje destartalado con un camión ruso con la inscripción «ayuda humanitaria», que alberga un crematorio móvil. O cuando el mal tiempo es constante tras la ventana del aparentemente confortable apartamento del protagonista. Y aquí ni soñar con acompañamiento musical. Todo ello contribuye a crear la atmósfera adecuada y a caracterizar el catastrófico estado interno del protagonista.
«Reflection» pertenece a la categoría de cine que no se ve como una historia, sino que se vive, se reflexiona junto con el personaje. Sería inapropiado hacer cualquier valoración de una obra así, así como recomendaciones (o no) al público, dado que la película puede afectar a la ya de por sí sacudida psique de cada uno de nosotros. Pero no tiene sentido negar el hecho de que se trata de una película de autor que merece la pena y es dolorosamente relevante.