La startup finlandesa Flow Computing promete una especie de revolución en la informática. La empresa afirma que añadiendo su chip complementario, cualquier CPU puede duplicar instantáneamente su rendimiento y, con la ayuda de ajustes y optimizaciones de software, la eficiencia puede aumentar hasta 100 veces.
Flow es una división de VTT, una organización de investigación finlandesa que se asemeja a un laboratorio nacional. La tecnología de chips que comercializa bajo la marca Parallel Processing Unit es fruto de la investigación realizada en este laboratorio (aunque VTT es un inversor, Flow posee la propiedad intelectual).
Aunque las CPU han evolucionado mucho, en algunos aspectos fundamentales siguen sin cambiar.
Su principal limitación es que, como procesadores en serie y no en paralelo, sólo pueden realizar una acción a la vez. Aunque las CPU modernas son capaces de distribuir rápidamente las tareas entre múltiples núcleos e hilos, todo ello son formas de adaptarse a la naturaleza de una sola vía de las CPU. Una GPU, en cambio, realiza simultáneamente muchos cálculos relacionados, pero se especializa en determinadas operaciones.
«La CPU es el eslabón más débil de» la informática», afirma el cofundador y CEO de Flow, Timo Valtonen. «No está a la altura, y eso tendrá que cambiar».
Las CPU se han vuelto muy rápidas, pero siguen sin ejecutar las instrucciones de forma óptima debido a una limitación básica: en términos simplistas, una tarea debe completarse antes de que pueda empezar la siguiente. Flow afirma haber eliminado esta limitación transformando las CPU de una calle de un carril a una autopista de varios carriles. La CPU sigue estando limitada a ejecutar una tarea cada vez, pero la PPU de Flow realiza esencialmente funciones de gestión del tráfico a escala de nanosegundos en el chip para que las tareas entren y salgan de la CPU más rápido de lo que era posible antes. La PPU no aumenta la velocidad de reloj ni empuja el sistema de ninguna otra forma, lo que puede provocar un mayor consumo de energía y generación de calor. Simplemente hace un uso más eficiente de los ciclos de la CPU que ya se están produciendo.
Y lo que es más importante, no es necesario cambiar ningún código ni arquitectura para que la PPU funcione eficientemente. De hecho, un código arbitrario puede ejecutarse el doble de rápido en cualquier chip sin más modificaciones que integrar la PPU con el chip.
Así que, a diferencia de un producto de software, la tecnología Flow tiene que integrarse en el nivel de diseño de la arquitectura del chip. Esto significa que no funciona retroactivamente con ningún procesador. Flow ha demostrado que su tecnología funciona en sistemas de prueba basados en FPGA, pero los fabricantes de chips tendrían que dedicar bastantes recursos para ver los beneficios en cuestión. Sin embargo, si, sin grandes cambios arquitectónicos, los fabricantes de procesadores pueden duplicar el rendimiento de sus CPU simplemente introduciendo pequeños cambios en el chip, esto debería ser un incentivo importante para hacerlo.
Otras mejoras de rendimiento proceden de la refactorización y recompilación del software para que funcione mejor con la combinación PPU-CPU. Flow afirma haber observado aumentos de hasta 100 veces con código modificado (aunque no necesariamente reescrito por completo) para aprovechar su tecnología. La empresa está trabajando para ofrecer herramientas de recompilación que faciliten esta tarea a los desarrolladores de software que quieran optimizar sus productos para chips compatibles con Flow.
Fuente: techcrunch
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